No han sido pocas las ocasiones en las que he trabajado con un cliente que opinaba que para ser humilde debía callar y ocultar sus logros, sus cualidades o sus características positivas.
Pero…¿acaso es malo hablar bien de uno mismo?
¿Porqué damos por hecho que está mal visto?
¿Por qué si tienes esa habilidad en concreto no puedes sentirte orgulloso y contárselo al resto del mundo? No te sientas mal por saber reconocerlo y expresarlo, al contrario, hazlo, es positivo, no estás mintiendo, ni engañando a nadie, sólo estás siendo sincero. Eso es ser humilde y tu autoestima se verá reforzada.
Una persona humilde no es aquella que se sonroja cuando alguien habla bien de ella, ni tampoco la que oculta sus dones o talentos por miedo a que la critiquen y la juzguen de persona prepotente.
Ser humilde consiste en ser consciente de tus talentos y logros, (sin ser arrogante) y también de tus imperfecciones y defectos.
Por ese motivo, la humildad es una fortaleza muy importante que en su justa medida se relaciona con una autoestima sana.
