El cuerpo del orador profesional

El cuerpo del orador

Volver, siempre volver, al propio cuerpo, lugar de la experiencia primera y última. 

El cuerpo es la herramienta fundamental con la que cuenta un orador para llevar a cabo su trabajo (incluida la voz). Es el instrumento con el que se presenta frente al público.

En el plano de lo corporal, los pilares del orador son:

  • Relajación
  • Respiración
  • Atención / concentración
  • Comunicación no verbal

Antes de continuar, quiero hacer hincapié en un detalle en el que probablemente nunca hayas puesto conciencia:

Cuando tu público va a una charla o una conferencia que vas a dar, va para VERTE.

El público que se a acercado al auditorio, que ha hecho un hueco en su agenda, va para ver y para escuchar lo que tienes que decirles. No van sólo a escucharte. Van a verte.

Un discurso que sólo fuera importante por su contenido, podrían leerlo perfectamente en un email o escucharlo en un podcast desde la comodidad del sofá de sus casas en el momento que creyeran oportuno.

Sin embargo, los asistentes que se desplazan para ver lo que tienes que contarles van además de a oírte a verte. A conocerte.

Y cuando tu público va a verte a ti, es con tu cuerpo con el que se van a encontrar (refiriéndome a él como instrumento). Lo que el auditorio ve en primera instancia es el reflejo externo de tus estados internos. Así que conviene mostrar naturalidad, comodidad y seguridad en escena. Porque en escena todo se ve. Se percibe lo que uno es. Se distinguen la seguridad, la decisión, la honradez, la mentira y la generosidad.

Los buenos oradores son conscientes del hecho de que mientras están en escena, con el uso que hacen de su cuerpo, están transmitiendo información al público. Un orador que no se sienta cómodo o seguro en el escenario transmitirá esa sensación a quien lo escucha. El público por su parte, se predispone a empatizar con la persona a la que observa compartiendo su bienestar o su malestar con él, aunque no lo hagan de manera consciente. Es un mecanismo inconsciente llamado acompasamiento o vibración por simpatía.

Como consecuencia de este mecanismo, el público queda contagiado por tu estado interno haciéndolo suyo. Esto ¿que quiere decir?

Que si tú estas nervioso, angustiado y preocupado cuando sales a escena a dar tu discurso el auditorio percibe y se contagia de los signos visibles de nerviosismo, tensión, angustia, miedo, etc. que transmite tu cuerpo.

¿Qué ocurre entonces? que automáticamente, aparecen en sus mentes pensamientos del estilo a “¿me tiene miedo?” “¿qué es lo que anda mal?” “si tiene miedo es porque hay algún peligro” “¿de qué tengo que defenderme?” “¿a quién hay que atacar?”

Este monologo interno que vive tú público no es un proceso consciente, pero tiene una consecuencia clarísima; ponerse a la defensiva. De esta manera, se instala la tensión entre el público y el orador.

Cundo sales a escena dispones de máximo un par de minutos para establecer tu compatibilidad con los asistentes. El público capta desde los primeros segundos si estas o no preparado, si has pensando en ellos al preparar tu discurso o si vas a aportarles valor o no. Por lo tanto, la compatibilidad entre tu público y tú surge de lo que dices y haces, pero también de una cantidad de pequeños detalles que nacen de lo que tú piensas en escena.

Con la relajación buscamos en ti un estado interno de quietud, sensación de orden, armonía, equilibrio y calma. Sensaciones que te harán mucho bien a la hora de salir a escena y transmitir seguridad y comodidad a los asistentes. ¿Cómo?

  • Estas sensaciones envían un mensaje a tu cerebro; “No hay peligro, no hay nada por lo qué preocuparse”.
  • Este estado interno se traduce en tu postura física. En la imagen corporal general con la que te percibe tu público (comunicación no verbal).

Para hablar en público se requiere además energía, vigor, entrega, fuerza y poder de impacto para lograr conquistar al público, y eso se consigue con entrenamiento.

Y cuando digo entrenamiento me refiero a ello como una actividad física.

Si quieres ser un buen orador has de estar estar entrenado, no sólo en unas habilidades comunicativas, sino también físicamente.

No puedes pretender impactar a tus oyentes si estas con la energía baja, sin vitalidad y entusiasmo. Es posible que l principio te cueste, pero lo conseguirás.

www.lavidaespuroteatro.com

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